Un pensamiento en la montaña – DE LA SERIE ANDANZAS A PIE

Girardota- Cascada San Antonio

Autor: Santiago Zapata Serna

Las piernas de Santiago no daban abasto. Temblaban del esfuerzo que había realizado durante el día y su único objetivo era recostarse a descansar. En la fonda de los abuelos encontró su refugio. Ahí, en medio de los demás caminantes, a lo largo de un corredor y sobre el helado piso se recostó, cerró los ojos y reflexionó sobre su día en la montaña.

Fonda los abuelos en la vereda Jamundí – Giradorta, Antioquia

Había sudado la gota gorda debajo del abrasador sol que hostigó el pueblo de Girardota y el bosque que lo acogió durante todo el día. Su boca estuvo árida como un desierto durante todo el trayecto y aun bebiendo de la poca agua que llevaba, o estando debajo de la imponente cascada San Antonio y sus chorreadas de agua helada, sintió que era una causa perdida. 

Las lomas del recorrido fueron demandantes, pendientes que no hacían sino suscitar pensamientos en él de las exigencias del diario vivir y cómo las resolverían los habitantes de aquella vereda. Naturalmente en Antioquia, nuestra geografía por más bella que sea, es quizá una de nuestras principales condenas.

¿Cuántas ideas no se han quedo atrapadas entre las montañas? Mejor aún, ¿Cuántas ideas han dejado de penetrar estos valles? Sí, sin duda ustedes lectores dirán que el transporte ha mejorado y que existe la aviación, por ejemplo, o carreteras de cuatro carriles, pero a lo que voy, es que somos criaturas de hábitos; culturalmente moldeadas por nuestros antepasados y esa influencia aún convive con nosotros. ¿Acaso no pensaríamos distintos si nuestra región fuese más accesible? 

Creo firmemente que abrirnos al mundo conlleva inevitablemente a desarrollar nuevas perspectivas bajo las cuales contemplar nuestro entorno nos otorga una nueva óptica que reemplaza lo tradicional, godo y terriblemente anticuado de algunos ideales que perduran entre la mente de nosotros los antioqueños. 

Volviendo a Santiago, en su reflexión también recordó el empuje, mejor la verraquera (escríbase con V o B Igual da lo mismo), de quienes lo rodeaban. Ahí recostado, continuaba sintiendo la energía de todos, una avalancha de positivismo, alegría y satisfacción de haber conquistado los caminos por los cuales la madre tierra nos permitió transitar y que nuestros guías nos ayudaron a recorrer. 

Los proverbios son cápsulas de sabiduría que viajan en el tiempo y nos dejan enseñanzas cuando decidimos reflexionar sobre ellos. Existe uno en particular que Santiago recordó aquel día, «Si quieres llegar rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado» y es que, a pesar de la exigencia de aquel recorrido, de los infortunios contra los cuales luchó interna y externamente, Santiago tuvo el beneficio de estar acompañado de 20 personas más, únicas, especiales, que se apoyaban mutuamente e intercambian sonrisas y momentos que durarán por años en su memoria.

El lápiz que viaja siempre en su bolsillo repentinamente cayó al suelo y despertó a Santiago de su reflexión. Era hora de despedirse, un viaje más había culminado.

Autor: Santiago Zapata Serna

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